Saturday, March 23, 2019

Tintín en latín: DE INSULA NIGRA

Esta traducción de La isla negra al latín me la compró mi difunto abuelo Luis, una de las personas más cariñosas y generosas que he conocido, en la Librería Rivero, en Chapela (Pontevedra). Tendría yo unos once o doce años y ya sentía esa profunda fascinación por todo lo que tuviese que ver con Tintín. Me interesaban por entonces ya también las lenguas, pero todavía no había comenzado a estudiar latín en el instituto y me fascinaba el hecho de que una de mis aventuras favoritas de Tintín, la que lo lleva junto a Milú a las inhóspitas tierras de Escocia, se hubiese traducido a una lengua que ya nadie hablaba. La traducción data de 1987 y corrió a cargo del eminente latinista alemán Caelestis Eichenseer, uno de los eruditos que más hicieron por la recuperación del latín como lengua vehicular de la ciencia y la historia en el siglo XX, empeño que estaba, evidentemente, abocado al fracaso por anacrónico. A Eichenseer le debió de parecer que verter al latín un libro de Tintín haría que los más jóvenes se interesasen por la antigua lengua del Imperio Romano, y su traducción fue publicada por la editorial ELI en colaboración con Casterman, en el formato típico de la serie en tapa dura. Esta versión latina de De insula nigra (título que en realidad significa algo así como Sobre la isla negra) presenta el texto en caracteres de imprenta y marca las sílabas tónicas y también las vocales largas y breves, algo que a mí me atraía mucho de pequeño. Al final incluye, además, un glosario con las palabras más importantes de cada página traducidas al francés, lo cual me permitió ir aprendiendo algo de vocabulario latino y tratar de traducir algunas frases de un texto que ya me sabia casi de memoria por haberlo leído docenas de veces en español. Hoy este volumen ocupa un sitio muy especial en mi colección como la curiosidad tintinesca que es, y también porque es uno de los escasos regalos de mi abuelo Luis que aún conservo. En 1990, tres años después de publicar este libro, Eichenseer tradujo también al latín Los cigarros del faraón como De sigaris pharaonis, pero esa traducción, por ahora, no figura en mi colección y no resulta nada fácil de conseguir.


Mi abuelo Luis en su oficina a principios de la década de 1960.

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